lunes, 10 de febrero de 2014

Jugaros todas las cartas, el destino no acepta ases de otras jugadas

Nunca es tarde si estas listo a comerte el orgullo. 
Creo que esta ha sido una frase clave en mi vida. Hace mucho, quizás demasiado, tiempo fue pronunciada por una amiga por otros motivos y otras historias. Pero desde ese día, algo cambió en mi manera de percibir mi vida.
El tema de este capitulo es este: el orgullo. Os puedo asegurar, sin duda alguna, que soy la cosa mas orgullosa de este planeta. Me cuesta pedir perdón y admitir mis errores, pero si hay algo que he aprendido es que a veces para descubrir la verdad sobre nosotros mismos, tenemos que estar listos para sacrificarlo.
Esta historia habla de dos chicos y un pequeño cariño demasiado inmaduro para resistir a las palabras llenas de envidia  de un "amigo".
No importa quien el fuera, ni lo que dijo. No fue del todo culpa suya. Si hubieran sido destinados a durar en aquel momento, hubieran sido mas fuertes de aquellas palabras, pero no fue así.
Quizás no era tiempo, quizás era demasiado pronto.
Cada uno tomó su camino, cada uno tubo sus amores y sus propias historias.
Se cruzaron muchas veces después de aquel momento, el cariño se había quedado pero el rencor había desaparecido. Pero el tiempo que habían vivido los habia hecho cambiar y crecer. 
Dos años habían pasado y de repente por un articulo que el tenia que escribir, volvió al colegio donde ella todavía iba. 
El articulo se volvió pronto una excusa para poder verla en el tiempo de un recreo.
Algo se movió y de repente los recuerdos de aquella historia aparecieron en la mente de ella. 
Como los de aquella noche. Quince años ella, tumbada en la cama hablando con el por alguna red social. Insegura, no se creía que el la quisiera de verdad. 
El no le quitó ninguna duda, ignoró sus palabras y la saludo palabras pocos adecuadas "me voy a tirar la basura".
La chica se enfadó por el poco interés. Por aquel entonces, veía el mundo como algo que le pertenecía. Estaba segura de su cuerpo, de su inteligencia y de su encanto. Sabia como usarlos para lograr lo que quisiera, sobretodo, de los hombres.
Volvió a pensar en un segundo a como se conocieron. Iban al mismo colegio, pero ella jamás se había dado cuenta del él.
Y luego, de repente, un día, se cruzaron en el mismo centro comercial. El, amigo de amigos suyos, se había acercado a hablarle, o quizás había sido ella, no recuerdo bien. 
Su primera conversación fue una pelea. El defendía que "Mas Allá de la Vida" fuera una mierda, ella tenia una opinión diferente. 
No hablaron mucho pero eso fue el trampolín. Desde ese momento en adelante, él se hacia encontrar donde ella estuviera, intentando instaurar cualquier tipo de conversación. 
Y hablando día tras día, semana tras semana...habían llegado al momento el que él ya le había confesado sus sentimiento pero todavía no la había besado.
El "amigo" le creaba dudas "Si no te besa es porque no esta seguro si le gustas...olvídate de el".
Y como suelen pasar  en las grandes historias, en el momento adecuado, entre pensamiento y pensamiento, un ruido la volvió a traer a la realidad.
Su móvil estaba sonando. Lo cogió y se quedó de piedra cuando escuchó su voz decirle "Si sigues sin creerte que me gustas de verdad, sal a tu balcón".
Ella obedeció. Y el estaba allí debajo. Le prometió quitarle cualquier duda que tuviera y estuvieron hablando un rato hasta que el le dijo "Estaría toda la noche pero le he dicho a mi madre que bajaba la basura y no he cogido ni la bolsa".

Este era su recuerdo favorito pero tenia muchos mas: su primer beso por ejemplo. 

Os estaréis preguntando que relación tenga esto con el orgullo. Y bien no he terminado la historia. 
Como ya he dicho antes, tras esta historia rota por palabras e inseguridades, tuvieron que pasar  dos años para que ella descubriera que la espina todavía no había sido sacada. 
Y bien ahora hablo del orgullo. La historia se hubiera cerrado aquí si ella no hubiera decidido que esa espina tenia que ser sacada. 
Quedó con él, expió sus culpas y borraron las falsas palabras. 
Se volvieron a ver varias veces después y una de ellas, él la acompaño a casa y la besó.
"Te he echado de menos" fue lo único que ella fue capaz de decir.

Si esa chica era yo. Lo que os quiero contar con esta historia es que si creéis que algo vale todavía la pena, no importa el tiempo que haya pasado, no importa tampoco si habéis cambiado, no importa nada.

Mezclar las cartas, el pasado no debe gobernar al presente.
Crear confusión, quitaros las espinas, no dejéis que se queden debajo de la piel. 
Arriesgaros, mejor perder el orgullo que ocasiones de ser feliz. 
No importa si pensáis que es tarde, porque nunca es tarde.

-¿Seguís juntos entonces?-

-No. Cada uno volvió a su camino. Cada uno siguió con su vida. Pero, ¿Sabes que? Fue una historia bonita mientras duró. Y aunque acabara, te puedo asegurar que la repitiria mil veces mas. Me sirvió para crecer y para darme cuenta que no importa la brevedad sino la intensidad. Y esta es mi ultima lección: jugaros todas las cartas, no importa como acabará. No guardaros ningún as en la manga. Todo pasa por algo y, si algo tiene que volver a pasar, encontrará la manera que pase.-